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Foto del escritor Olivia M. Bannan

DOMINGO DE RAMOS “DE LA PASIÓN DEL SEÑOR”, 10 DE ABRIL DE 2022



Procesión de las Palmas - Evangelio Lc 19:28-40


En aquel tiempo, Jesús, acompañado de sus discípulos, iba camino de Jerusalén, y al acercarse a Betfagé y a Betania, junto al monte llamado de los Olivos, envió a dos de sus discípulos, diciéndoles: “Vayan al caserío que está frente a ustedes. Al entrar, encontrarán atado un burrito que nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganlo aquí. Si alguien les pregunta por qué lo desatan, díganle: ‘El Señor lo necesita’ ”.


Fueron y encontraron todo como el Señor les había dicho. Mientras desataban el burro, los dueños les preguntaron: “¿Por qué lo desamarran?” Ellos contestaron: “El Señor lo necesita”. Se llevaron, pues, el burro, le echaron encima los mantos e hicieron que Jesús montara en él.


Conforme iba avanzando, la gente tapizaba el camino con sus mantos, y cuando ya estaba cerca la bajada del monte de los Olivos, la multitud de discípulos, entusiasmados, se pusieron a alabar a Dios a gritos por todos los prodigios que habían visto, diciendo:


“¡Bendito el rey

que viene en nombre del Señor!

¡Paz en el cielo

y gloria en las alturas!”


Algunos fariseos que iban entre la gente, le dijeron: “Maestro, reprende a tus discípulos”. Él les replicó: “Les aseguro que si ellos se callan, gritarán las piedras”.


REFLEXIÓN

"Conforme iba avanzando, la gente tapizaba el camino con sus mantos, y cuando ya estaba cerca la bajada del monte de los Olivos,

la multitud de discípulos, entusiasmados,

se pusieron a alabar a Dios a gritos por todos los prodigios que habían visto."

Entramos en el tiempo sagrado de Cristo. Fue seguido, amado y exaltado especialmente desde la resurrección de Lázaro de entre los muertos.


Dentro de pocos días será odiado, despreciado, azotado y azotado: un desterrado que caminará voluntariamente a su muerte porque amó.


Este es el mejor momento para meditar en la pasión de Nuestro Señor. Jesús nos ha ofrecido la Salvación y ahora nos estamos acercando al misterio de nuestra fe—La Resurrección y Su Divina Misericordia—.


Participar en la Resurrección de Nuestro Señor uniéndonos a Su pasión y muerte. Acompañemos a Jesús en su pasión estas últimas semanas en oración y meditación. Recuerde, nosotros también gritamos, “Crucifícalo”, mientras Él tomaba la carga de nuestros pecados.


Experimentar el amor con el que Él morirá por nosotros, para que podamos pasar la eternidad con Él.

“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”
(Salmo 22)

Dios te bendiga.

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