Lectura del Santo Evangelio según Jn 3:13-17
En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: “Nadie ha subido al cielo sino el Hijo del hombre, que bajó del cielo y está en el cielo. Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna.
Porque tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por él’’.
REFLEXIÓN
"Porque tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por él".
Muchos de mis esfuerzos terminan en fracaso. O no planeé bien, hablé o juzgué demasiado rápido, estaba lleno de PNA (Pensamientos Negativos Automáticos), permití que la gente me molestara o muy probablemente los molesté, o estaba en una misión para cumplir mis sueños y mi voluntad. Lo que haga con mi día dependerá de cómo acepte estas pruebas de la vida. ¿Dejo que se conviertan en mis oportunidades para la virtud? ¿Veré mi grandeza espiritual o mi pequeñez?
¿Fui paciente, agradecí a Dios por todas las ocasiones del día, las personas que conocí o con las que traté, ofrecí mi día para sufrir por causa de Jesús? ¿Cuánto de mí quería dar a Dios? ¿Fui amable? ¿Pude aceptar con una sonrisa la Voluntad de Dios y renunciar a mi auto-control?
Mientras celebramos la Exaltación de la Cruz, recuerdo que Jesús asumió una vida humana, para sufrir mis pruebas diarias.
Dios interviene en nuestra vida, en los asuntos del mundo, haciéndonos gustar y ver su bondad y amor. La cruz que cargó y en la que murió es un medio de redención para toda la raza humana, para ti y para mí. Dios sabía que no podíamos hacerlo solos.
"Él, por la Cruz, quitó todas las tinieblas y trajo la luz al mundo. Jesús crucificado nos levanta, dejando atrás el mundo y el pecado y dándonos las riquezas de la salvación. A través de Su Crucifixión, somos limpiados con Su sangre para que podamos disfrutar de Sus gracias y vida eterna con Él. Dios, hecho hombre, sufrió libremente la muerte; para siempre venciendo al diablo. Es Su triunfo, es Su Gloria." (1)
Cuando soy levantado,
entonces atraeré a todos los hombres hacia mí.
(Juan 12:32)
Fuente:
(1) Discurso de San Andrés de Creta
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