Lectura de la epístola de San Pablo a Flp 2:6-11
Cristo, siendo Dios, no consideró que debía aferrarse a las prerrogativas de su condición divina, sino que, por el contrario, se anonadó a sí mismo tomando la condición de siervo, y se hizo semejante a los hombres. Así, hecho uno de ellos, se humilló a sí mismo y por obediencia aceptó incluso la muerte, y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús todos doblen la rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y todos reconozcan públicamente que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
REFLEXIÓN:
"Se humilló a sí mismo y por obediencia aceptó incluso la muerte,
y una muerte de cruz."
De vez en cuando, uno de nuestros párrocos nos contaba en su homilía cómo es llamado para venir a "bendecir un hogar", o "deshacerse de los fantasmas / apariciones / demonios".
Lo primero que este sacerdote le pregunta a la gente es si asisten a misa con regularidad (todos los domingos). Si rezan en el hogar, especialmente en familia. Y si tienen un crucifijo en un lugar destacado en la casa.
Nos dice que solo después de un mes de que las personas de la casa hagan esto, él acepta venir y bendecir la casa.
Nuestra familia no estaba realmente prestando atención al consejo de este sacerdote, hasta que otro sacerdote vino a bendecir nuestra casa. Este es un sacerdote querido, a quien respetamos mucho su opinión.
Cuando bendijo nuestra casa, nos preguntó dónde estaba el crucifijo. Veran, tenemos crucifijos más pequeños en las recamaras, pero ninguno exhibido de manera prominente en nuestra casa. Realmente nunca lo habíamos pensado.
Siendo esta la segunda o tercera vez que hemos oído esto mismo. Mi esposo y yo empezamos a hablar de ello y a encontrar un crucifijo que nos pareciara a ambos.
Al investigar por qué necesitamos mantener un crucifijo en un lugar prominente en el hogar, descubrimos que esta es una tradición muy antigua. En los tiempos pasados, no había direcciones, por lo que la gente colgaba una placa afuera de sus puertas que indicaba quién era el dueño de esa casa. Esta placa se llamó "titulus".
Los hogares católicos colocarían un crucifijo sobre su puerta para indicar la primacía de Cristo en sus hogares y en su familia. Lo que significa que ese hogar pertenece a Cristo.
Estamos hablando de un crucifijo. No es una simple cruz. Un crucifijo que nos recuerda plenamente la pasión y muerte de Nuestro Señor. De su sacrificio por nosotros. De cómo cuando sufrimos, Él también sufre. Hacer que Dios sea prominente en nuestro hogar, incluso hacer una habitación, solo para Dios, podría cambiar nuestras vidas, y es posible que ni siquiera nos demos cuenta.
La Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz celebra dos hechos históricos: el descubrimiento de la Vera Cruz por Santa Elena, la madre del Emperador Constantino, en 320 bajo el templo de Venus en Jerusalén, y la dedicación en 335 de la basílica y Santuario construido en el Calvario por Constantino, que marca el lugar de la Crucifixión.
La basílica, llamada Martyrium, y el santuario, llamado Calvarium, fueron destruidos por los persas en 614. La Iglesia del Santo Sepulcro que ahora se encuentra en el sitio fue construida por los cruzados en 1149.
Sin embargo, la fiesta, más que cualquier otra cosa, es una celebración y conmemoración de la obra más grande de Dios: su muerte salvífica en la cruz y su resurrección, a través de la cual la muerte fue vencida y las puertas del cielo se abrieron.
La antífona de entrada a la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz es: "Debemos gloriarnos en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, porque él es nuestra salvación, nuestra vida y nuestra resurrección: por él somos salvos y hechos libres". ** Fuente: CNA
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