Jesús nació en Belén de Judá, en tiempos del rey Herodes. Unos magos de oriente llegaron entonces a Jerusalén y preguntaron: “¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos surgir su estrella y hemos venido a adorarlo”.
Al enterarse de esto, el rey Herodes se sobresaltó y toda Jerusalén con él. Convocó entonces a los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: “En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en manera alguna la menor entre las ciudades ilustres de Judá, pues de ti saldrá un jefe, que será el pastor de mi pueblo, Israel”.
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos, para que le precisaran el tiempo en que se les había aparecido la estrella y los mandó a Belén, diciéndoles: “Vayan a averiguar cuidadosamente qué hay de ese niño y, cuando lo encuentren, avísenme para que yo también vaya a adorarlo”.
Después de oír al rey, los magos se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto surgir, comenzó a guiarlos, hasta que se detuvo encima de donde estaba el niño. Al ver de nuevo la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron. Después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Advertidos durante el sueño de que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.
REFLEXIÓN
"Postrándose, lo adoraron. Después, abriendo sus cofres,
le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra."
Dios dio a conocer su salvación al mundo entero.
Los magos vinieron de Oriente. En el tiempo de Jesús, eso sería Media, Persia, Asiria y Babilonia. La palabra Magi proviene del griego magos que significa "uno de una clase erudita y sacerdotal". Hay al menos 85 pinturas de la llegada de los magos en las catacumbas romanas. Los gentiles fueron los primeros en identificar a Jesús como el Mesías.
Somos una familia. Nuestro mundo se encaminaba a la destrucción y Nuestro Padre envió a Su Hijo para salvarnos; todas las naciones, todas las personas, los que nos agradan y los que no nos agradan, los que nos odian, odian a Dios y no creen. Jesús, el Cristo debía salvar a todos. Este es el acto de amor más profundo que cualquiera de nosotros jamás haya visto. Sabiendo que algunos escupirán, golpearán, humillarán y matarán a Su Hijo, Nuestro Padre hizo esto. Cumplió su promesa a Abraham.
En las personas de los Magos, todas las personas adoran al Creador del universo. Que los tres dones nos recuerden los tres aspectos de la vida futura de Jesús. El oro representa la realeza, el incienso nos recuerda la deidad del Rey recién nacido y la mirra o aceite de embalsamamiento lleva con nosotros la muerte de Jesús para nuestra salvación y santificación.
Comments