En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo, diente por diente; pero yo les digo que no hagan resistencia al hombre malo. Si alguno te golpea en la mejilla derecha, preséntale también la izquierda; al que te quiera demandar en juicio para quitarte la túnica, cédele también el manto. Si alguno te obliga a caminar mil pasos en su servicio, camina con él dos mil. Al que te pide, dale; y al que quiere que le prestes, no le vuelvas la espalda”.
REFLEXIÓN
"Si alguno te obliga a caminar mil pasos en su servicio, camina con él dos mil".
Hoy celebramos la memoria de San Antonio de Padua, predicador franciscano, Doctor de la Iglesia. Enseñó a sus compañeros franciscanos por medio de sermones.
En uno de sus sermones, dijo que un hombre que está lleno del Espíritu Santo habla en diferentes idiomas. Así que pensé, sí, los apóstoles podían hablar diferentes idiomas y todos los entendían.
Sin embargo, San Antonio habló de los diferentes lenguajes o diferentes formas de dar testimonio de Cristo. Tales caminos serían a través de la humildad, la pobreza, la paciencia y la obediencia. Y siendo humildes, pobres, pacientes y obedientes, hablamos a los demás en los idiomas que reconocen y entienden.
Las acciones hablan más que las palabras. Entonces, si predicamos el amor y la bondad, pero aun así estamos enojados, somos chismosos, tacaños, implacables, no perdonamos o solo ayudamos a aquellos a quienes elegimos para ser amables, entonces no tenemos el Espíritu viviendo en nosotros. Debemos vivir como el Espíritu Santo nos dirija. Debemos hablar como habla el Espíritu y debemos actuar como manda el Espíritu Santo.
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