En aquel tiempo, Jesús propuso a sus discípulos este ejemplo: “¿Puede acaso un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un hoyo? El discípulo no es superior a su maestro; pero cuando termine su aprendizaje, será como su maestro.
¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo te atreves a decirle a tu hermano: ‘Déjame quitarte la paja que llevas en el ojo’, si no adviertes la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga que llevas en tu ojo y entonces podrás ver, para sacar la paja del ojo de tu hermano”.
REFLEXIÓN
"El discípulo no es superior a su maestro;
pero cuando termine su aprendizaje, será como su maestro".
A través de nuestro bautismo, Dios nos ha hecho hijos suyos y al hacerlo nos ha dado las muchas gracias necesarias para alcanzar la mayor dignidad de ser miembros de su familia. A través de Jesucristo nos hacemos íntimos con la Santísima Trinidad.
Como bebés confiamos en Él, como niños le hablamos como un niño pequeño con su padre y como adultos abandonamos nuestra voluntad en Sus brazos amorosos y cuando estamos completamente capacitados nos convertimos en Sus discípulos. Y eventualmente asemejarnos a Jesús nuestro Hermano. Todo a través de la obra del Espíritu Santo que obra en nosotros para hacernos más como Jesús.
San Pedro Claver, verdaderamente fue plenamente formado para ser como su maestro. Vio la vida a través de los ojos de Jesús, obedeció como Jesús y buscó almas como Jesús. Comprendió la difícil situación de los esclavos africanos que llegaban a Colombia hasta 10.000 por mes. Y como un verdadero siervo, subió a los barcos inmundos e infestados de ratas para bautizar, alimentar y salvar sus almas. Dio a los esclavos una dignidad que escapaba a las almas de sus captores. Sucumbió a las complicaciones de la peste.
Nosotros también somos discípulos. Nosotros también tenemos una misión. Oramos para que los sacerdotes estén encendidos por Jesucristo y Su Iglesia, el Cuerpo y Esposa de Cristo. Nuestra misión es hacer discípulos de todas las naciones. Y nuestro propósito es orar y reclutar a todos para orar por los sacerdotes por cualquier medio necesario.
Y al hacer la obra de Dios, no solo ponemos una sonrisa de Jesús en la vida de cualquiera que conocemos, sino que Jesús también ha puesto Su sonrisa en nuestros rostros.
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