En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: “El Reino de Dios se parece a lo que sucede cuando un hombre siembra la semilla en la tierra: que pasan las noches y los días, y sin que él sepa cómo, la semilla germina y crece; y la tierra, por sí sola, va produciendo el fruto: primero los tallos, luego las espigas y después los granos en las espigas. Y cuando ya están maduros los granos, el hombre echa mano de la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha”.
Les dijo también: “¿Con qué compararemos el Reino de Dios? ¿Con qué parábola lo podremos representar? Es como una semilla de mostaza que, cuando se siembra, es la más pequeña de las semillas; pero una vez sembrada, crece y se convierte en el mayor de los arbustos y echa ramas tan grandes, que los pájaros pueden anidar a su sombra”.
Y con otras muchas parábolas semejantes les estuvo exponiendo su mensaje, de acuerdo con lo que ellos podían entender. Y no les hablaba sino en parábolas; pero a sus discípulos les explicaba todo en privado.
REFLEXIÓN
"El Reino de Dios se parece a lo que sucede cuando un hombre siembra la semilla
en la tierra: que pasan las noches y los días, y sin que él sepa cómo"
Ya sea que se nos pida que hagamos cosas desafiantes o difíciles, nuestra respuesta a Dios siempre debe ser alegría y gratitud.
María fue invitada a hacer grandes cosas por Dios y con su "Sí" se dedicó a transmitir sus dones a los demás con cada respiro y acción.
Se nos pide simplemente que plantemos las semillas de nuestra fe.
Por nuestras acciones podemos llevar el amor de Dios a los demás. Él hará el resto.
Los niños nos recuerdan este "Sí". Aprenden de nuestro ejemplo, cómo los corregimos, cómo les enseñamos y cómo los tratamos. Las semillas del amor de Dios están plantadas en sus mentes y corazones.
Agradecer a Dios por todo lo que ha hecho por nosotros.
コメント