En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea y, entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la criatura saltó en su seno.
Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor”.
Entonces dijo María:
“Mi alma glorifica al Señor
y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador.
REFLEXIÓN
" ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme?"
El Santo Nombre de María honra a María, la Madre de Dios, como bendita. Ella nos lleva a su Hijo, Jesús, y en este día se nos anima a orar por su intercesión.
La Fiesta del Santísimo Nombre de María se originó en España. El Papa Inocencio XI en 1683 extendió esta fiesta a la Iglesia Universal. La fecha elegida es importante porque marca la batalla victoriosa entre Europa y los turcos musulmanes.
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