Lectura del Santo Evangelio según Mc 3:1-6
En aquel tiempo, Jesús entró en la sinagoga, donde había un hombre que tenía tullida una mano. Los fariseos estaban espiando a Jesús para ver si curaba en sábado y poderlo acusar. Jesús le dijo al tullido: “Levántate y ponte allí en medio”.
Después les preguntó: “¿Qué es lo que está permitido hacer en sábado, el bien o el mal? ¿Se le puede salvar la vida a un hombre en sábado o hay que dejarlo morir?” Ellos se quedaron callados. Entonces, mirándolos con ira y con tristeza, porque no querían entender, le dijo al hombre: “Extiende tu mano”. La extendió, y su mano quedó sana.
Entonces se fueron los fariseos y comenzaron a hacer planes, con los del partido de Herodes, para matar a Jesús.
REFLEXIÓN:
“¿Qué es lo que está permitido hacer en sábado, el bien o el mal? ¿Se le puede salvar la vida a un hombre en sábado o hay que dejarlo morir?”
Cuando Dios reveló los Diez Mandamientos a los israelitas en el Monte Sinaí, se les ordenó recordar el sábado y santificarlo al no hacer ningún trabajo y permitir que toda la familia dejara de trabajar. Esto fue en reconocimiento del acto de creación de Dios y el estatus especial que Dios había conferido en el séptimo día durante la semana de la creación.
El texto completo del mandamiento que se encuentra en la Torá dice:
"Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra, pero el séptimo día es el día de reposo del Señor, tu Dios. No harás en él ninguna obra, tú ni tu hijo, o tu hija, tu siervo o tu sierva, o tu ganado, o el extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay, y reposó sobre el séptimo día. Por tanto, el Señor bendijo el día de reposo y lo santificó". (Éxodo 20:8-11)
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