top of page
Foto del escritor Olivia M. Bannan

MIÉRCOLES DE LA SEMANA SANTA, 13 DE ABRIL DE 2022


János Pentelei Molnár

Las Treinta Monedas de Plata, 1909



Lectura del Santo Evangelio según Mt 26:14-25


En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes y les dijo: “¿Cuánto me dan si les entrego a Jesús?” Ellos quedaron en darle treinta monedas de plata. Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad para entregárselo.


El primer día de la fiesta de los panes Ázimos, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: “¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?” Él respondió: “Vayan a la ciudad, a casa de fulano y díganle: ‘El Maestro dice: Mi hora está ya cerca. Voy a celebrar la Pascua con mis discípulos en tu casa’ ”. Ellos hicieron lo que Jesús les había ordenado y prepararon la cena de Pascua.


Al atardecer, se sentó a la mesa con los Doce, y mientras cenaban, les dijo: “Yo les aseguro que uno de ustedes va a entregarme”. Ellos se pusieron muy tristes y comenzaron a preguntarle uno por uno: “¿Acaso soy yo, Señor?” Él respondió: “El que moja su pan en el mismo plato que yo, ése va a entregarme. Porque el Hijo del hombre va a morir, como está escrito de él; pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre va a ser entregado! Más le valiera a ese hombre no haber nacido”. Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: “¿Acaso soy yo, Maestro?” Jesús le respondió: “Tú lo has dicho”.


REFLEXIÓN “¿Cuánto me dan si les entrego a Jesús?”


¿Cuándo dejó Judas de ir a Jesús para estar con Él y hablar? ¿Cuándo abandonó su amistad y amor por Jesús? ¿Cuándo tuvo la idea de traicionarlo?


Cuando sabemos el valor de algo, fijamos el precio y no aceptamos menos por ello. Sin embargo, Judas pidió a los principales sacerdotes que fijaran el precio y ¡con treinta piezas de plata fue un trato hecho!


¿Qué pasó con su alma? ¿No había visto los milagros, visto Su amor y bondad, tenido largas conversaciones íntimas con Él? ¿Acaso Jesús no había sido bueno con él?


Era ladrón y amaba las cosas materiales. Judas se permitió tener frío pero fingió ser uno de ellos. Esto no sucedió de la noche a la mañana, sino que fue una serie de pecados, cada uno construyendo sobre el otro. Creció la deslealtad, la codicia se convirtió en adicción. Se había extraviado y no estaba en contacto con el amor, la misericordia y la bondad del Señor.


me puede pasar a mi? ¿Puedo ser un Judas, fingiendo que muchos lo ven, pero mi interior se está pudriendo y no tengo un núcleo ni una línea de base que seguir?


Sepa lo que es importante. Guárdalo y cuídalo. Encuentra la paz, perseverando para ese tiempo a solas con Dios que trae solo a Él a mi alma. Todo lo demás es basura si quiero la eternidad con Él.


Fíjate en cuán gentil y bondadoso es el Señor con Judas. ¿Habría reaccionado como Jesús hacia Judas? Habría sido crítico, cínico y santurrón. ¿Posiblemente haciendo todo lo posible para derribar a ese Judas? Al fin y al cabo, la traición iba a ser con un beso, señal de amistad.


¡¡Decir ah!! Pero no veo mi traición a Jesús cuando cometo pecado. Sucede todos los días en la forma en que pienso, actúo y lo trato.


Con humildad y esperanza, que todavía pueda ver a mi Jesús haciéndome señas hacia Él, manteniendo la puerta abierta y recibiéndolo con los brazos abiertos mientras pido perdón.


Él nos ama a todos y cada uno de nosotros. Cuidémonos de ser pacientes y perseverar en seguirlo y dejar que Él cuide de nosotros.

Ten piedad de mí, Dios, según tu amor misericordioso;
por tu abundante compasión borra mis transgresiones. 
(Salmo 51:3)

Dios te bendiga.

Comentários

Avaliado com 0 de 5 estrelas.
Ainda sem avaliações

Adicione uma avaliação
Fundación PAPA

Sacerdote Pare Siempre Apostolado de Oración

bottom of page