En aquel tiempo, Jesús exclamó: “¡Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien.
El Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar’’.
REFLECTION
"¡Las has revelado a la gente sencilla!"
Todos somos hijos de Dios. Entonces, ¿qué significa ser como un niño? La definición del diccionario de Oxford es inocente, simple, cándida, indigna, ingenua, confiada, crédula y con los pies en la tierra.
Santa Teresa del Niño Jesús es un gran ejemplo de ser como un niño, pero ninguna de las definiciones anteriores se acerca a su disposición infantil hacia Dios. Las características que poseía eran confianza confiada y saber, experimentar y vivir en el amor de Dios.
"Si no os hacéis como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos". Esta enseñanza se menciona más adelante en Mateo 18:3. El núcleo de nuestra relación con Dios es simplemente eso: tenemos que convertirnos en hijos de Dios, no solo en la frase, el concepto o el nombre, sino en realidad viviéndolo.
Su caminito de infancia espiritual, se lleva a cabo en el día a día vivencias de su amor a Dios y el amor de Él por ella. Podemos leer todo tipo de libros o tener el don de hablar, escribir, organizar y hacer, pero si no tenemos amor, somos inaceptables para Dios. "Este amor es la entrega del pequeño niño que duerme sin miedo en los brazos de su Padre".*
No puedo pensar en un momento del día en el que no clame a Dios por ayuda. Un clamor por mí mismo cuando mis debilidades y faltas están por encima del redil de mi vida, cuando estoy árido y no se encuentran consuelos. Según Santa Teresita, Jesús reserva su misión salvadora para los perdidos, los enfermos y los desamparados. Y eso seríamos todos.
Como un niño pequeño cree que puede hacer cualquier cosa; caer, llorar y correr hacia su padre y luego despegar de nuevo, nuestras vidas deberían ser así. Vivir nuestra vida como Él quiere, conocer a Dios como Él se ha revelado y hablarle en Su lenguaje que es el amor.
No dudes en llamarlo, "Papá". Él nos está esperando.
Dios te bendiga
* St Therese of Lisieux, Her last Conversations, Kindle
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