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MANA

MIÉRCOLES DE LA XXIX SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, 20 DE OCTUBRE DE 2021



Lectura del Santo Evangelio según Lc 12:39-48


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Fíjense en esto: Si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en su casa. Pues también ustedes estén preparados, porque a la hora en que menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre”.

Entonces Pedro le preguntó a Jesús: “¿Dices esta parábola sólo por nosotros o por todos?”

El Señor le respondió: “Supongan que un administrador, puesto por su amo al frente de la servidumbre con el encargo de repartirles a su tiempo los alimentos, se porta con fidelidad y prudencia. Dichoso ese siervo, si el amo, a su llegada, lo encuentra cumpliendo con su deber. Yo les aseguro que lo pondrá al frente de todo lo que tiene.

Pero si ese siervo piensa: ‘Mi amo tardará en llegar’ y empieza a maltratar a los otros siervos y siervas, a comer, a beber y a embriagarse, el día menos pensado y a la hora más inesperada llegará su amo y lo castigará severamente y le hará correr la misma suerte de los desleales.

El siervo que conociendo la voluntad de su amo, no haya preparado ni hecho lo que debía, recibirá muchos azotes; pero el que, sin conocerla, haya hecho algo digno de castigo, recibirá pocos.

Al que mucho se le da, se le exigirá mucho; y al que mucho se le confía, se le exigirá mucho más.


REFLEXION:

"A la hora en que menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre.”

Damos nuestro tiempo a quienes y a lo que amamos. Somos esclavos del que obedecemos, del que seguimos.


Los que amamos los mantenemos cerca. Nuestros tesoros se colocan en un lugar seguro protegiéndolos de las malas intenciones.


Los dones y las gracias del Reino de los Cielos nos fueron dados a un gran costo.


Jesús ganó para nosotros la victoria resucitada sobre la muerte. Podemos perder estos tesoros, dones y gracias si no guardamos, protegemos y apreciamos nuestras mentes, corazones y la Palabra.


Camina humildemente, haz obras caritativas de misericordia, lee la Biblia y conversa diariamente con Jesús.


Abramos los brazos para proteger y abrazar a toda la humanidad, especialmente a los menos importantes: los hambrientos, los pobres, los enfermos, los presos, los hambrientos, los desnudos y los discapacitados.


¿Estaremos listos para encontrarnos con Dios cara a cara en ese Día del Juicio?


“Sólo quien sirve con amor es capaz de proteger”.

~ Papa Francisco


Dios te bendiga.


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