En aquel tiempo, mientras iban de camino Jesús y sus discípulos, alguien le dijo: "Te seguiré a donde quiera que vayas". Jesús le respondió: "Las zorras tienen madrigueras y los pájaros, nidos; pero el Hijo del hombre no tiene en dónde reclinar la cabeza".
A otro, Jesús le dijo: "Sígueme". Pero él le respondió: "Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre". Jesús le replicó: "Deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú ve y anuncia el Reino de Dios".
Otro le dijo: "Te seguiré, Señor; pero déjame primero despedirme de mi familia". Jesús le contestó: "El que empuña el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios".
REFLEXIÓN
"Sígueme".
Escuchamos "Sígueme" varias veces este mes en las Escrituras. Jesús no acepta excusas, retrasos, condiciones, traiciones o comienzos tardíos. ¿Estamos dispuestos a seguir radicalmente a Jesús o tenemos codizels a nuestro compromiso?
Desde nuestro bautismo llevamos la vida de Cristo. Desde nuestra confirmación llevamos los dones del Espíritu Santo. Desde nuestra Confesión nuestros corazones son limpiados. Desde nuestra Comunión somos alimentados con el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Jesús. Estamos llamados a vivir esta vida plena de Jesús. Como San Juan Bautista, debemos dejarlo crecer en nosotros a medida que disminuimos.
No hay excusas ahora. Abrid vuestros corazones a Dios y dejad que Él crezca en nosotros, permitiendo siempre el control total del Espíritu Santo.
PIENSA:
¿Reacciono cuando Jesús dice: "Sígueme". Tal vez deberíamos.
ORA:
Que Jesús sea el camino, la verdad y la Vida. no nos arrepentiremos
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