En aquel tiempo, algunos de los que habían escuchado a Jesús comenzaron a decir: “Éste es verdaderamente el profeta”. Otros afirmaban: “Éste es el Mesías”. Otros, en cambio, decían: “¿Acaso el Mesías va a venir de Galilea? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá de la familia de David, y de Belén, el pueblo de David?” Así surgió entre la gente una división por causa de Jesús. Algunos querían apoderarse de él, pero nadie le puso la mano encima.
Los guardias del templo, que habían sido enviados para apresar a Jesús, volvieron a donde estaban los sumos sacerdotes y los fariseos, y éstos les dijeron: “¿Por qué no lo han traído?” Ellos respondieron: “Nadie ha hablado nunca como ese hombre”. Los fariseos les replicaron: “¿Acaso también ustedes se han dejado embaucar por él? ¿Acaso ha creído en él alguno de los jefes o de los fariseos? La chusma ésa, que no entiende la ley, está maldita”.
Nicodemo, aquel que había ido en otro tiempo a ver a Jesús, y que era fariseo, les dijo: “¿Acaso nuestra ley condena a un hombre sin oírlo primero y sin averiguar lo que ha hecho?” Ellos le replicaron: “¿También tú eres galileo? Estudia las Escrituras y verás que de Galilea no ha salido ningún profeta”. Y después de esto, cada uno de ellos se fue a su propia casa.
REFLEXIÓN
"Verás que de Galilea no ha salido ningún profeta."
Muchas veces las murmuraciones y chismes de la gente confunden la verdad hasta el punto de que no hay una declaración veraz y verificable que se pueda hacer. Todas las opiniones diferentes, algunas bien documentadas o investigadas y otras simplemente expresadas porque alguien más lo dijo, pueden llevar a dudar de la veracidad de cualquier cosa.
Tal fue el caso de los murmullos de la multitud acerca de Jesús. Los fariseos y los principales sacerdotes enviaron guardias para arrestarlo. No hay pruebas, solo rumores. La evidencia era débil. Sin embargo, cuando los guardias lo escucharon hablar, se negaron a arrestarlo porque escucharon directamente del Mesías y le creyeron porque "Nunca antes nadie había hablado como este hombre".
Su parcialidad contra Galilea hizo que cualquier argumento cayera por su propio peso. No creían en Jesús, no creían que el Mesías pudiera venir de Galilea ni entendían ni querían descifrar el misterio de Jesucristo.
¿Somos rápidos para juzgar? ¿Las apariencias externas afectan nuestras opiniones sobre los demás? ¿Su punto de origen nos hace pensar bajo o alto de alguien? ¿Estamos listos para tomar nuestras propias decisiones acerca de Jesús?
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