En aquel tiempo, fue Jesús con sus discípulos a Judea y permaneció allí con ellos, bautizando. También Juan estaba bautizando en Enón, cerca de Salim, porque ahí había agua abundante. La gente acudía y se bautizaba, pues Juan no había sido encarcelado todavía.
Surgió entonces una disputa entre algunos de los discípulos de Juan y unos judíos, acerca de la purificación. Los discípulos fueron a decirle a Juan: “Mira, maestro, aquel que estaba contigo en la otra orilla del Jordán y del que tú diste testimonio, está ahora bautizando y todos acuden a él”.
Contestó Juan: “Nadie puede apropiarse nada, si no le ha sido dado del cielo. Ustedes mismos son testigos de que yo dije: ‘Yo no soy el Mesías, sino el que ha sido enviado delante de él’. En una boda, el que tiene a la novia es el novio; en cambio, el amigo del novio, que lo acompaña y lo oye hablar, se alegra mucho de oír su voz. Así también yo me lleno ahora de alegría. Es necesario que él crezca y que yo venga a menos”
REFLECTION
"En una boda, el que tiene a la novia es el novio; en cambio, el amigo del novio,
que lo acompaña y lo oye hablar, se alegra mucho de oír su voz."
El amigo del novio es alguien que se ocupa de muchas cosas para el. Es su mano derecha. Por lo general, es un mejor amigo, un compañero de la infancia, un hermano, un primo u otro pariente cercano. Él está a su lado para apoyarlo, hace arreglos, lo asiste antes y durante la boda.
Como jefe de padrinos de boda, la gente acude a él con preguntas, él ayuda y prepara a los padrinos de boda para la boda, se encarga de los arreglos, paga la iglesia y, en general, arregla y se ocupa de las cosas detrás de escena.
Juan el Bautista era el primo de Jesús. Dijo a sus discípulos: "El que tiene la novia es el novio; el padrino, que está de pie y lo escucha, se regocija mucho con la voz del novio".
No está claro si se conocían en reuniones familiares, si jugaban juntos o se reunían para festividades religiosas. Juan saltó de alegría en el vientre cuando María visitó a su madre.
Sin embargo, lo que sabemos de él es que vivió en el desierto, comió langostas y miel, usó cilicios y preparó a la gente para el Mesías. Esperó y trabajó por la venida del Mesías. Predicó con audacia y no se contuvo en sus comentarios.
Cuando finalmente vio y escuchó que el Mesías estaba aquí, se llenó de alegría. Finalmente vio que su trabajo no era en vano. Había preparado bien al pueblo para la venida del Señor. Había hecho su obra, se negó a sí mismo por Dios y confió en sus promesas. Continuaría en segundo plano hasta completar su trabajo.
¿Debemos preparar el camino del Señor para nuestra familia, los que han dejado la iglesia, el niño descarriado, los trabajos desafiantes, las personas desafiantes o los trabajadores misioneros extranjeros? Nunca pierdas la esperanza de que Dios nos recompensará al final si nos mantenemos fieles a Él y le servimos.
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