Techo de la Asunción de María en Santa Maria Immacolata a via Veneto, Roma | foto de Livioandronico
Lectura del libro del Apoc 11:19A; 12:1-6A, 10AB
Se abrió el templo de Dios en el cielo y dentro de él se vio el arca de la alianza. Apareció entonces en el cielo una figura prodigiosa: una mujer envuelta por el sol, con la luna bajo sus pies y con una corona de doce estrellas en la cabeza. Estaba encinta y a punto de dar a luz y gemía con los dolores del parto.
Pero apareció también en el cielo otra figura: un enorme dragón, color de fuego, con siete cabezas y diez cuernos, y una corona en cada una de sus siete cabezas. Con su cola barrió la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó sobre la tierra. Después se detuvo delante de la mujer que iba a dar a luz, para devorar a su hijo, en cuanto éste naciera. La mujer dio a luz un hijo varón, destinado a gobernar todas las naciones con cetro de hierro; y su hijo fue llevado hasta Dios y hasta su trono. Y la mujer huyó al desierto, a un lugar preparado por Dios.
Entonces oí en el cielo una voz poderosa, que decía: “Ha sonado la hora de la victoria de nuestro Dios, de su dominio y de su reinado, y del poder de su Mesías”.
REFLEXIÓN
"Se abrió el templo de Dios en el cielo y dentro de él se vio el arca de la alianza"
El 15 de agosto conmemoramos la Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María en cuerpo y alma al cielo. El Papa Pío XII el 1 de noviembre de 1950 lo declaró dogma (creencia central de la fe). La Asunción había sido deducida y creída ya en el siglo V a través de la tradición apostólica. (1)
En Génesis 3:15, leemos: “Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya”. La Madre María venció a la muerte como su Hijo venció a la muerte. Ella entró, en cuerpo y alma, al cielo después de su muerte.
La Madre de Dios jamás podría sufrir la corrupción.
Tan pronto como a las dos semanas de embarazo, hay un flujo bidireccional de células y ADN entre el feto y la madre. El ADN fetal masculino se puede encontrar en el cerebro de la madre a lo largo de su vida y quizás también en los tejidos y la sangre. (Microquimerismo)(2)
Madre e Hijo estaban en perfecta unión el uno con el otro.
María era la morada de Dios. Cuánto disfrutó y amó a Jesús. Al final de su vida terrenal, es elevada a la gloria celestial. Dios permitió la preservación de la integridad de su cuerpo.
Ella es la primera discípula en probar y ver el banquete de bodas del cielo y el alma. (3) Ella continúa su perfecta unión y armonía con Jesús. Imagínese la alegría y la emoción cuando vio a su Hijo de nuevo.
La Madre de Dios es nuestra madre también. Ella media en nuestro nombre. Imagina la alegría cuando nos vea. En la sencillez de mi infancia, rezaba esta oración y la rezo todavía todos los días.
La Oración de San Bernardo
El Memorare
Acordaos, oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando tu auxilio, haya sido desamparado. Animado por esta confianza, a Vos acudo, Madre, Virgen de la vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante Vos. Madre de Dios, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente.
Amén.
Que mi alma, un día, sea acogida por mi madre María y su Hijo, Jesús, al aceptar la invitación nupcial de la vida eterna. ¿Dirás "sí"?
¡Imagina el amor y la alegría en ese día!
Dios te bendiga.
(1) In Conversation with God, Volume 7 Part 1, The Assumption of the Blessed Virgin Mary
(2) http://www.catholicmessenger.net/2019/01/the-eternal-mother-child-connection/
(3) Magnificat, August 2022, Father Richard Veras, In the Sacraments we encounter Christ the Savior, p 196
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