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St. Alphonsus Liguori CSsR

Novena de Navidad ~ MEDITACIÓN 7 /Diciembre 22

El viaje del Niño Jesús a Egipto.

El Hijo de Dios vino del cielo para salvar a la humanidad. Pero apenas nacido, comenzaron a perseguirlo hasta la muerte. Herodes, temiendo que este infante le quitara su reino, trató de matarlo. Entonces, en un sueño, un ángel le aconsejó a San José que llevara a Jesús y a su madre a Egipto. Al informar a María, José obedeció de inmediato. Se llevó consigo las herramientas de su oficio que tenía disponibles, para utilizarlas en el sustento de él y de su familia pobre mientras se encontraba en Egipto. María, por su parte, preparó una pequeña bolsa de ropa para el Santo Niño. Luego, acercándose a la cuna con lágrimas, le dijo a su hijo dormido: "Oh hijo mío y Dios mío, has descendido del cielo para salvar a la humanidad, pero apenas después de que naces, ya buscan quitarte la vida".

Esa misma noche, todavía llorando, tomó al niño Jesús y ella y José se pusieron en camino.

Piense en lo mucho que deben haber sufrido estos peregrinos solitarios mientras realizaban un viaje tan largo, privados de todas las comodidades. El bebé aún no podía caminar, por lo que María y José tuvieron que turnarse para llevarlo en brazos. Durante el viaje por el desierto de Egipto, su único lecho por la noche era la tierra desnuda al aire libre. El Niño lloró de frío, y José y María también lloraron de compasión por él. ¿Quién no lloraría, después de todo, al ver al Hijo de Dios, pobre y perseguido, vagando por la tierra para que sus enemigos no lo maten?


Afectos y oraciones

Oh querido niño Jesús, te escucho llorar. ¡Y deberías llorar, siendo descuidado por tus propias criaturas a las que tanto amas!

Dios mío, yo también te descuidé y pequé contra ti. Pero ahora resuelvo amarte aún más de lo que me amo a mí mismo. Y no puede haber mayor dolor que el que sufro, recordando cómo te he ignorado, mi mayor Bien. Por favor perdóname, Jesús mío, y permíteme llevarte en mi corazón durante el resto del camino de mi vida, para que pueda entrar en la eternidad contigo como parte esencial de mi vida.

Muchas veces me he apartado de ti a causa del pecado. De ahora en adelante te amaré por encima de todas las cosas. Me arrepiento de todas las formas en que te he ignorado u ofendido al herir a otra persona.

Mi amado Señor, nunca más te ignoraré. Dame fuerzas para resistir las tentaciones. No permitas que me aparte de ti. Prefiero morir antes que hacer algo que te ofenda a ti oa mi vecino.

Oh María, esperanza mía, ayúdame a vivir siempre en respuesta al amor de Dios.


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