De hecho, se supone que los sacerdotes oran por la gente, ¿por qué deberíamos orar por ellos? San Juan Vianney, el Patrón Universal de los Sacerdotes, tiene esto que decir: "Un sacerdote va al cielo o un sacerdote va al infierno con mil personas detrás".

¿Quieres ir al cielo? Pero por supuesto. Por eso tenemos que rezar por los sacerdotes.

En nuestra propia vida hemos conocido personalmente u oído hablar de los sacerdotes que son buenos y santos, pero también de los malos y feos. Últimamente no podemos evitar escuchar las innumerables acusaciones contra sacerdotes católicos en todas partes. Frente a esta crisis hay tres opciones que podríamos tomar: podríamos ignorarla y ser indiferentes porque no es de mi incumbencia; o podríamos unirnos a la cruzada social contra los sacerdotes y exigir justicia; o podríamos orar para que los sacerdotes se responsabilicen de su vida y rindan cuentas de sus actos.

PAPA elige tomar la tercera posición. Queremos que los sacerdotes sean santos como Cristo. Queremos ver sacerdotes que adoren a Jesucristo en la Sagrada Eucaristía, que amen a Su Iglesia y que estén dispuestos a vivir y dar su vida por Su pueblo.