"No tengo deleite en la comida corruptible, ni en los placeres de esta vida. Deseo el pan de Dios, el pan celestial, el pan de vida, que es la carne de Jesucristo, el Hijo de Dios, que se hizo después de la simiente de David y de Abraham. La bebida de Dios quiero, es decir, su sangre, que es amor incorruptible y vida eterna".
~ San Ignacio de Antioquía
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