“No se avergüencen de entrar de nuevo en la Iglesia. Avergonzaos cuando pequéis. No te avergüences cuando te arrepientas. Presta atención a lo que te hizo el diablo. Estas son dos cosas: el pecado y el arrepentimiento. El pecado es una herida; el arrepentimiento es una medicina. Así como hay para el cuerpo heridas y medicinas, así para el alma hay pecados y arrepentimiento. Sin embargo, el pecado tiene la vergüenza y el arrepentimiento posee el coraje”.
~ San Juan Crisóstomo
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