" El AMOR es fuerte como la muerte " (Cant. 8:6) Así como no hay fuerza creada que pueda resistir la muerte, así no hay dificultad para un alma amante que el amor no pueda vencer. Cuando se trata de agradar a su amado, el amor lo vence todo, las pérdidas, el desprecio y el dolor. "Nada es tan difícil, que el fuego del amor no pueda conquistarlo." Ésta es la señal más segura para saber si un alma realmente ama a Dios, si es tan fiel en el amor cuando las cosas le van adversas como cuando las prosperan. San Francisco de Sales decía que "Dios es tan amable cuando nos castiga como cuando nos consuela, porque todo lo hace por amor".
De hecho, cuando más nos golpea en esta vida es cuando más nos ama. San Juan Crisóstomo estimaba más afortunado a San Pablo encadenado que a San Pablo arrebatado al tercer cielo. Por eso los santos mártires en medio de sus tormentos se regocijaron y dieron gracias al Señor, como por el favor más grande que les podía tocar, el de tener que sufrir por su amor. Y otros santos, donde no había tiranos que los afligieran, se convirtieron en sus propios verdugos por las penitencias que se impusieron a sí mismos para agradar a Dios. San Agustín dice que "Por lo que los hombres aman, o no se siente ningún trabajo, o se ama el trabajo mismo".
Afectos y Oraciones
Oh Dios de mi alma, pretendo amarte y, sin embargo, no hago nada por tu amor. ¿No sería señal de que no os amo o que os amo muy poco? Pero envíame el Espíritu Santo, oh Jesús, el Espíritu Santo que me dará fuerzas para sufrir por Tu amor y hacer algo por Ti antes de morir. Te ruego, oh mi amado Redentor, que no me dejes morir ahora, frío e ingrato contigo como lo he sido. Aunque he cometido tantos pecados por los que debería estar en el infierno, concédeme el valor de amar el sufrimiento, de hacer algo por Ti.
Oh Dios mío, cuya naturaleza es toda bondad y amor, deseas ser el huésped de mi alma, de la que tantas veces te he expulsado. ¡Oh! ven y habita en ella: sé tú su Señor y hazla toda tuya.
Te amo, oh Señor mío, pero si te amo, ya estás conmigo, ya que san Juan nos asegura que "el que permanece en el amor, permanece en Dios y Dios en él". Entonces estás dentro de mí, oh Dios mío. Haz mi amor aún más ardiente. Átame con cadenas más fuertes para que no pueda desear, buscar y amar nada más que a Ti. Nunca permitas que me separe de Tu amor.
Deseo ser todo tuyo, oh Jesús mío.
Oh María, mi Reina y Abogada, obtén para mí amor y perseverancia.
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