top of page
St. Alphonsus Liguori C.Ss.R.

DEKAENA AL ESPÍRITU SANTO: MEDITACIÓN 7


El amor hace que Dios more en nuestras almas

AL ESPÍRITU SANTO se le llama “Dulce Huésped del alma”. Esta fue la gran promesa hecha por Jesucristo a los que le aman, cuando dijo: " Si me amáis, guardad mis mandamientos, y yo pediré al Padre, y él os dará otro Paráclito, para que esté con vosotros". para siempre el Espíritu de verdad… morará con vosotros, y estará en vosotros ” (Juan 14:5-17). Porque el Espíritu Santo nunca abandona a un alma si no es expulsado de ella; Él no abandona, a menos que sea abandonado primero.

Dios, entonces, habita en un alma que lo ama. Pero Él declara que no está satisfecho si no lo amamos con todo nuestro corazón . San Agustín nos dice que el Senado romano no admitiría a Jesucristo entre sus dioses porque decían que era un Dios orgulloso, que no quería a nadie más que a sí mismo. Y así es. No tendrá rivales en el corazón que le ama; y cuando ve que no es el único objeto amado, se pone celoso.

Santiago escribe de aquellas criaturas que comparten con Él el corazón que Él desea tener para sí: "¿Pensáis que la Escritura dice en vano: Envidiar el espíritu que mora en vosotros?" (Santiago 4:5 ). En resumen, como dice San Jerónimo, Jesús es celoso, "Zelotypus est Jesus". Por eso la Esposa celestial alaba aquella alma que, como la tórtola, vive en soledad y escondida del mundo (Cant. 1,9). Porque Él no elige que el mundo tome parte de ese amor que Él desea tener todo para Él, por eso también alaba a Su esposa llamándola "huerto cerrado" (Cant. 4:12). Un jardín cerrado a todo amor terrenal. ¿Dudamos que Jesús merece todo nuestro amor? "Él se entregó por completo a vosotros", dice San Juan Crisóstomo, "nada dejó para Sí". Él os ha dado toda Su sangre y Su vida; ya no queda nada que dar.

Afectos y Oraciones

Comprendo, oh Dios mío, que Tú quisiste que fuera todo tuyo. Muchas veces te he echado de mi alma, pero no has dudado en volver para unirte otra vez a mí. ¡Ah! toma posesión de todo mi ser, porque hoy me entrego totalmente a Ti. Acéptame, oh Jesús, y no permitas que vuelva a vivir en el futuro, ni siquiera por un momento, sin tu amor.

Tú me buscas y no veo a nadie más que a Ti. Tú me amas y yo te amo. Puesto que me amas, átame a ti para que nunca te abandone.

Oh María, Reina del cielo, en ti confío.


Comments

Rated 0 out of 5 stars.
No ratings yet

Add a rating
Fundación PAPA

Sacerdote Pare Siempre Apostolado de Oración

bottom of page