Después de escuchar las palabras del ángel, las mujeres se alejaron a toda prisa del sepulcro, y llenas de temor y de gran alegría, corrieron a dar la noticia a los discípulos. Pero de repente Jesús les salió al encuentro y las saludó. Ellas se le acercaron, le abrazaron los pies y lo adoraron. Entonces les dijo Jesús: “No tengan miedo. Vayan a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allá me verán”.
Mientras las mujeres iban de camino, algunos soldados de la guardia fueron a la ciudad y dieron parte a los sumos sacerdotes de todo lo ocurrido. Éstos se reunieron con los ancianos, y juntos acordaron dar una fuerte suma de dinero a los soldados, con estas instrucciones: “Digan: ‘Durante la noche, estando nosotros dormidos, llegaron sus discípulos y se robaron el cuerpo’. Y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros nos arreglaremos con él y les evitaremos cualquier complicación”.
Ellos tomaron el dinero y actuaron conforme a las instrucciones recibidas. Esta versión de los soldados se ha ido difundiendo entre los judíos hasta el día de hoy.
REFLEXIÓN
"Jesús les salió al encuentro y las saludó.
Ellas se le acercaron, le abrazaron los pies y lo adoraron."
¿Estamos preparados para encontrarnos con el Señor Resucitado?
La gente estaba temerosa y alegre al mismo tiempo. Cuando vieron, creyeron.
yo soy de esa manera ¿no es así? Quiero ver con mis propios ojos al Resucitado en el cielo ya los que amé y me han amado. ¿No querríamos ver y tocar a nuestros padres, amigos, sacerdotes y familiares fallecidos? ¿Aquellos a quienes tocamos y aquellos que nos tocaron en nuestras vidas?
Por el gozo y la esperanza en la Resurrección con Cristo nos reconciliaremos, volveremos a ver y viviremos para siempre en el amor. Lo buscamos y lo seguimos.
Dios nos ha dado un hermoso regalo gratuito de fe. No necesitamos ver y sentir físicamente. Dios nunca miente y Su Palabra vive para siempre. Ha vencido a la muerte Y prometido el paraíso.
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