En aquel tiempo, los discípulos le dijeron a Jesús: “Ahora sí nos estás hablando claro y no en parábolas. Ahora sí estamos convencidos de que lo sabes todo y no necesitas que nadie te pregunte. Por eso creemos que has venido de Dios”.
Les contestó Jesús: “¿De veras creen? Pues miren que viene la hora, más aún, ya llegó, en que se van a dispersar cada uno por su lado y me dejarán solo. Sin embargo, no estaré solo, porque el Padre está conmigo. Les he dicho estas cosas, para que tengan paz en mí. En el mundo tendrán tribulaciones; pero tengan valor, porque yo he vencido al mundo”.
REFLEXIÓN
" En el mundo tendrán tribulaciones; pero tengan valor,
porque yo he vencido al mundo".
¿Alguna vez sientes que alguien te está mirando y lo está? ¿O que algo diferente está por suceder y sucede? Obviamente tenemos que ser conscientes de nuestro entorno y de lo que sucede a nuestro alrededor. Sí, hay problemas en el mundo.
Pero qué pasa si espiritualmente alguien te está mirando o ese evento que está por suceder es el Espíritu Santo fortaleciéndonos para perseverar en este mundo y defendiendo el Reino de Dios. Jesús y Su Padre buscan morar en nosotros y al hacerlo, hacernos Su hogar.
Estamos anticipando Pentecostés, y así volvemos a visitar el tiempo antes de la muerte de Jesús. En el Discurso de la Última Cena de Juan lo leemos ahora con el conocimiento previo de que Él sufrirá y morirá y resucitará al tercer día. Hay victoria con la Resurrección y la Ascensión. Jesús nos está acercando a Él para esa unión perfecta que Él desea. Y al hacerlo, nos permite ver y observar lo que aún está por suceder y estar listos para ese gran día: el Nacimiento de la Iglesia, Pentecostés.
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