En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No juzguen y no serán juzgados; porque así como juzguen los juzgarán y con la medida que midan los medirán.
¿Por qué miras la paja en el ojo de tu hermano y no te das cuenta de la viga que tienes en el tuyo? ¿Con qué cara le dices a tu hermano: ‘Déjame quitarte la paja que llevas en el ojo’, cuando tú llevas una viga en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga que tienes en el ojo, y luego podrás ver bien para sacarle a tu hermano la paja que lleva en el suyo”.
REFLEXIÓN
“No juzguen y no serán juzgados”.
La Madre Teresa dijo una vez: “Si juzgas a las personas, no tienes tiempo para amarlas”.
Hay muchas cosas que no sabemos sobre las personas, sin embargo, somos muy rápidos para juzgar sus acciones, lo que la gente dice sobre ellos o cualquier crítica que se haga sobre ellos. Muchas veces el juzgado no puede defenderse.
Con paciencia y comprensión, oramos para que podamos discernir y juzgar si se trata de cuestiones morales, pecado o no pecado, mal contra bien. Si no lidiamos con esto, entonces debemos corregir nuestras propias fallas, ocuparnos de nuestros propios asuntos y estar listos para amar a nuestro prójimo.
