En aquel tiempo, le dijeron a Jesús algunos escribas y fariseos: “Maestro, queremos verte hacer una señal prodigiosa”. El les respondió: “Esta gente malvada e infiel está reclamando una señal, pero la única señal que se le dará, será la del profeta Jonás. Pues de la misma manera que Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre de la ballena, así también el Hijo del hombre estará tres días y tres noches en el seno de la tierra.
Los habitantes de Nínive se levantarán el día del juicio contra esta gente y la condenarán, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay alguien más grande que Jonás.
La reina del sur se levantará el día del juicio contra esta gente y la condenará, porque ella vino de los últimos rincones de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay alguien más grande que Salomón’’.
REFLEXIÓN
"Esta gente malvada e infiel está reclamando una señal,
pero la única señal que se le dará, será la del profeta Jonás"
¿Quién aquí puede ver con las anteojeras puestas? ¿Quién puede ver cuando su disposición se oscurece ante los hechos y se niega a creer? Aunque Jesús había realizado muchos milagros, los escribas y fariseos, sin embargo, pidieron más pruebas de que Él era el Mesías.
¿Por qué la gente no acepta las enseñanzas de Jesús? ¿Qué tenían que fuera mejor que lo que Jesús estaba ofreciendo? La gente no estaba dispuesta a creer, no importa qué. Se enfocaron en encontrar fallas.
Los fariseos cuestionaron al ciego, Pilato cuestionó a Jesús, cuestionamos a Jesús cuando no vemos el milagro por el que hemos estado orando. Judas y Pedro también estaban cegados a la verdadera identidad de Jesús. Judas por su codicia, Pedro por su miedo. El orgullo cegó a todos menos a Pedro. Pedro conocía a Jesús y sabía que lo amaba. Sin embargo, fue el miedo y no el desprecio lo que hizo que Pedro negara a Jesús.
La misión más grande de Jesús no fue convencer una y otra vez a las personas que se le oponían o lo odiaban. Su misión era traer redención y salvación para todos como el Resucitado Hijo de Dios, resucitando de Su tumba en tres días. Él camina con nosotros y nos toma de la mano cuando estamos en problemas.
Ore para que nuestra visión no se empañe cuando se nos pida que reconozcamos a Jesús. Ore para que se abran muchos ojos con el Espíritu Santo guiando a todos con humildad al Reino de Dios.
Comments