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Olivia M. Bannan

MARTES DE LA CUARTA SEMANA DE ADVIENTO, 20 DE DICIEMBRE DE 2022



Lectura del Santo Evangelio segun Lc 1:26-38


En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María.

Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo.

El ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin”.

María le dijo entonces al ángel: “¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?” El ángel le contestó: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios”. María contestó: “Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho”. Y el ángel se retiró de su presencia.


REFLEXION

“Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho”.


Nuestra voluntad es convertirnos en la Suya. Pero cuando esto sucede, generalmente es en el marco de tiempo en que estamos experimentando la situación que requiere nuestra decisión: mi voluntad o la de Él. Según San Ignacio de Loyola, hay tres momentos en los que se puede hacer una buena y acertada elección. (1). CIERTO-Llamado directo de Dios. (2). CLARO: Entender la situación desde la experiencia del discernimiento de consolación y desolación y la del Espíritu. (3) CALMA: Tranquilo. El alma no se agita. No se confunde con diferentes espíritus. Es capaz de usar su habilidad natural libremente con tranquilidad. (Retiro de PAPA, Acción de Gracias por Navidad, Conferencia de Elecciones. Padre Michael Truongluan, C.Ss.R, página 19). Es seguro decir que cuando el ángel Gabriel se le apareció a María, su mente inmaculada entendió este evento sobrenatural y pudo decir: “Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho. Conocía a Dios, y por eso podía comprender, comprender, aceptar y consentir sin vacilación. Y, porque amaba a Dios, supo inmediatamente decir "sí". Y este "sí" le dio un deseo ardiente de cumplir Su Voluntad y de confiar en Su bondad. Cuando miramos las promesas de Dios, puede haber una espera. Abraham esperó años el nacimiento de su hijo Isaac. Moisés y los israelitas anduvieron alrededor de 40 años antes de llegar a la tierra prometida. El pueblo judío llevaba mucho tiempo esperando al Mesías, el prometido libertador de la nación judía profetizado en la Biblia hebrea. Habían esperado un milenio (un período de mil años). En unos días esta promesa será recordada. Corre a las promesas de Dios, a Su Voluntad. Con esta disposición nuestra, se puede fácil y rápidamente poder realizar todo lo que Dios nos pide.

Antífona "O" O Clavis David (O Clave de David Oh llave de David, abriendo las puertas del Reino eterno de Dios: ven y libera a los prisioneros de las tinieblas!

Dios te bendiga

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