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Foto del escritor Olivia M. Bannan

MARTES DE LA IV SEMANA DE PASCUA, 10 DE MAYO DE 2022



Lectura del Santo Evangelio segun Jn 10:22-30


Por aquellos días, se celebraba en Jerusalén la fiesta de la dedicación del templo. Era invierno. Jesús se paseaba por el templo, bajo el pórtico de Salomón. Entonces lo rodearon los judíos y le preguntaron: “¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo claramente”.


Jesús les respondió: “Ya se lo he dicho y no me creen. Las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí, pero ustedes no creen, porque no son de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy la vida eterna y no perecerán jamás; nadie las arrebatará de mi mano. Me las ha dado mi Padre, y él es superior a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. El Padre y yo somos uno”.


REFLEXION

Jesús les respondió: "Ya se lo he dicho y no me creen".


La Fiesta de la Dedicación es otro nombre para Hanukkah, un festival judío de ocho días que conmemora la nueva dedicación del Templo Judío en Jerusalén. Era invierno y muy probablemente frío y sombrío. Sus detractores tenían la misma pregunta que antes. "Si tú eres el Cristo, dínoslo claramente".


No estaban interesados ​​en escuchar o incluso escuchar al Señor. Las personas que preguntaban no estaban abiertas a la verdad. Sin embargo, Jesús fue muy paciente y nuevamente se repite. Jesús ha ofrecido intimidad, una relación más profunda a aquellos que lo escuchan. Pero tenían tantos puntos ciegos: unos los generaba la maldad, la desconfianza, el miedo, u otros simplemente la falta de comprensión. Pero, de nuevo, muchas veces elegimos no escuchar. Elegimos no entender.


Escuchar la voz de Jesús realmente no es tan difícil. Sin embargo, decidimos qué queremos escuchar y cómo actuar: ¿decimos "sí" a ese empujón de que necesitamos hablar con esa persona sentada sola, o nos ofrecemos como voluntarios para hacer lo que muchos no quieren hacer? o haciendo donaciones de posesiones mundanas, o orando más con confianza y esperanza y aprendiendo a vivir la Voluntad de Dios?


Es hora de decidir: ¿seguimos a Jesús o nos negamos?


"Mis ovejas oyen mi voz, dice el Señor. Yo las conozco y ellas me siguen".


Dios lo bendiga




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