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MEMORIA DE BERNARDO, ABAD Y DOCTOR DE LA IGLESIA, VIERNES AGOSTO 20, 2021

Foto del escritor:  Olivia M. Bannan Olivia M. Bannan


Lectura del Santo Evangelio según Mt 22:34-40


En aquel tiempo, habiéndose enterado los fariseos de que Jesús había dejado callados a los saduceos, se acercaron a él. Uno de ellos, que era doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la ley?”

Jesús le respondió: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el más grande y el primero de los mandamientos. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos se fundan toda la ley y los profetas”.


REFLEXIÓN

Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente...

Amarás a tu prójimo como a ti mismo.


El hombre fue creado para amar a Dios. Debido a este amor, suceden la felicidad y la vida eterna. Todos los santos están enamorados de Dios y aman a su prójimo como a sí mismos. El amor estaba con ellos.


San Bernardo de Claraval (1090-1153) fue conocido como el "hombre del siglo XII". Dijo: "El amor es la fuente de la vida, y el alma que no bebe de él no puede ser llamada viva". Fue un gran amante de Dios y considerado el último de los Padres de la Iglesia.


Enseñó que para conocer a Dios debemos estar dedicados a él en la pobreza, la sencillez y la soledad. Vivió una vida estricta muy disciplinada. Escribió, "Los cuatro grados del amor".


El primer grado de amor: amarte a ti mismo por tu propio bien (amor egoísta).

El segundo grado de amor: amar a Dios para su propia bendición (dependencia de Dios)

El tercer grado de amor: amar a Dios por el amor de Dios (intimidad con Dios)

El cuarto grado de amor: el amor propio por el amor de Dios (estar unidos con el amor de Dios)


Aconsejó a los papas, defendió la fe y curó cismas. Fue reformador, teólogo y gran predicador. Sin embargo, su deseo era llevar una vida de soledad en la orden monástica. Su capacidad como litigante, árbitro y consejero le llevó a ser muy activo en la Iglesia. Fue devoto de la Santísima Virgen.


En 1830 fue declarado Doctor de la Iglesia.


Aunque San Bernardo tenía muchas ganas de pasar su tiempo en soledad, el buen Dios le dio muchos dones y fue Su voluntad que San Bernardo hiciera crecer Su Iglesia. Oremos por hombres tan valientes que desearon amar a Dios sobre todas las cosas. Oró de corazón y supo cuál era su visión y misión: servir al Señor a través del amor y la entrega egoísta a su voluntad. Recordemos a todos nuestros sacerdotes por quienes oramos a diario. Los muchos que necesitan esa ayuda adicional o un empujón en su vida espiritual. Los muchos que están en la edad media y pueden no tener la espiritualidad que tenían cuando eran jóvenes. Ore, ore y ore para que todos estén ardiendo por Dios. Oración de PAPA por los sacerdotes.


Dios te bendiga.



 

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