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Olivia M. Bannan

MEMORIA DE SAN ATANASIO, OBISPO Y DOCTOR DE LA IGLESIA, 02 DE MAYO DE 2022



Lectura del Santo Evangelio según Jn 6:22-29


Después de la multiplicación de los panes, cuando Jesús dio de comer a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el lago. Al día siguiente, la multitud, que estaba en la otra orilla del lago, se dio cuenta de que allí no había más que una sola barca y de que Jesús no se había embarcado con sus discípulos, sino que éstos habían partido solos. En eso llegaron otras barcas desde Tiberíades al lugar donde la multitud había comido el pan. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaúm para buscar a Jesús.


Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo llegaste acá?” Jesús les contestó: “Yo les aseguro que ustedes no me andan buscando por haber visto signos, sino por haber comido de aquellos panes hasta saciarse. No trabajen por ese alimento que se acaba, sino por el alimento que dura para la vida eterna y que les dará el Hijo del hombre; porque a éste, el Padre Dios lo ha marcado con su sello”.


Ellos le dijeron: “¿Qué necesitamos para llevar a cabo las obras de Dios?” Respondió Jesús: “La obra de Dios consiste en que crean en aquel a quien él ha enviado”.


REFLEXIÓN

"No trabajen por ese alimento que se acaba, sino por el alimento que dura para la vida eterna y que les dará el Hijo del hombre"


Todos hemos oído hablar del "efecto dominó": dejas caer una piedra en el agua y ves las ondas en el agua expandiéndose a través del agua. Durante la época de San Atanasio, Arzobispo de Alejandría, Doctor de la Iglesia, el impacto de la herejía arriana en el cristianismo tuvo un efecto similar, incluso más profundo.


Arrio, un teólogo y sacerdote de la Iglesia de Baukalis, suscitó una gran controversia en la Iglesia cuando dijo que Jesucristo fue creado y finito, pero no de la misma divinidad que el Padre. Expuso que Jesús, la Palabra de Dios, no es eterna. La herejía arriana fue la primera de las grandes herejías. Surgió en el siglo IV y negó la Divinidad de Jesucristo. Sostenía que Jesús fue creado por Dios como el primer acto de creación. El obispo arriano de Milán del siglo IV, Auxentius, abogó por que Jesús fue creado y no engendrado.


San Atanasio defendió la verdadera fe. A los 21 años escribió su tratado sobre la Encarnación y predicó sobre la obra redentora de Jesús. Presente en el Concilio de Nicea, la verdadera doctrina de la Iglesia fue promulgada y suscrita a través del Credo de Nicea. Arrio fue excomulgado. Sin embargo, el obispo arriano de Nicomedia, Eusebius, argumentó que Arian debería volver a comulgar, pero el obispo Athanasius se negó. Debido a sus argumentos con ellos, especialmente su defensa del Credo del Concilio de Nicea, se presentaron acusaciones falsas sobre él y finalmente fue desterrado. Y durante 17 años estuvo en el exilio. Murió en 373 y fue uno de los primeros no mártires ni confesores en ser venerado como santo.


San Atanasio trabajó incansablemente defendiendo la verdad de la divinidad de Cristo frente a la herejía arriana. Él escogió no trabajar por la comida que perece, sino por la comida que permanece para vida eterna, la cual os dará el Hijo del Hombre. Trabajó largos y agotadores años, aunque espiritualmente con alegría y esperanza. Se encontró con el Dios vivo y como buen sacerdote y discípulo trabajó valientemente a pesar de la oposición.


PAPA ora para que los sacerdotes estén encendidos por Jesús y Su Iglesia, el Cuerpo y Esposa de Cristo. Que San Atanasio sea un buen ejemplo de fuego perseverante. Únase a rezar la oración de PAPA por el sacerdote.


"¡Bienaventurados los que siguen la ley del Señor!"

(Salmo 119).


Dios te bendiga.


* Butler's Book of Saints, respuestas católicas, agencia católica de noticias










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