No quiero decir que haya logrado ya ese ideal o que sea ya perfecto, pero me esfuerzo en conquistarlo, porque Cristo Jesús me ha conquistado. No, hermanos, considero que todavÃa no lo he logrado. Pero eso sÃ, olvido lo que he dejado atrás, y me lanzo hacia adelante, en busca de la meta y del trofeo al que Dios, por medio de Cristo Jesús, nos llama desde el cielo.
REFLEXIÓN
"Pienso que nada vale la pena en comparación con el bien supremo, que consiste en conocer a Cristo Jesús, mi Señor, por cuyo amor he renunciado a todo y todo lo considero como basura".
Santa Clara de AsÃs era amiga de San Francisco de AsÃs. San Francisco inspiró a Clara con su forma de vida. La familia de Clare era rica y el padre de Clare esperaba casar a sus hijas con pretendientes adinerados. A los 18 años, Clara pidió a Dios una señal para discernir su Voluntad sobre ella. El Domingo de Ramos era costumbre que las jóvenes doncellas desfilaran por el pasillo de la Catedral y aceptaran una rama de palma de un pretendiente. Sin embargo, Clare se quedó como congelada y el obispo caminó hacia ella y le dio la palma. Esta era su señal. Más tarde esa noche huyó de su casa y fue a St. Francis para entregar su vida a Dios.
Clare fue seguida por varias mujeres jóvenes, incluida su hermana, Agnes (y más tarde su madre). Formaron una comunidad dedicada a vivir como vivió Jesucristo. en la pobreza El grupo de hermanas se llamó Pobres Damas, más tarde se les conoció como Pobres Clarisas. VivÃan en la pobreza, el monaquismo y en completo aislamiento del mundo. San Francisco obligó a Clara a convertirse en abadesa de la comunidad, lo que hizo durante 40 años hasta su muerte.
Las hermanas caminaban descalzas, dormÃan en el suelo, solo comÃan verduras y practicaban el silencio absoluto. No tenÃan propiedades y vivÃan de las donaciones diarias. El Papa querÃa que Clare dejara este estilo de vida estricto, pero Clare respondió: "Necesito ser absuelta de mis pecados, pero no deseo ser absuelta de la obligación de seguir a Jesucristo".
Clara escribió su Forma de vida, para la orden, que fue reconocida en su lecho de muerte por el Papa Inocencio IV. Además de su "resolución indomable" de vivir su Forma de Vida, Clare era conocida por sus milagros. Un milagro fue cuando el convento fue amenazado con ser invadido por "infieles", ella hizo que sus hermanas la sacaran en su lecho de enferma mientras sostenÃa el SantÃsimo Sacramento para defender a sus hermanas. Ella les dijo: "No tengan miedo. ConfÃen en Jesús". Los atacantes huyeron.