En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: “El Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en un campo. El que lo encuentra lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, va y vende cuanto tiene y compra aquel campo.
El Reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una perla muy valiosa, va y vende cuanto tiene y la compra’’.
REFLEXIÓN
"El Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en un campo. El que lo encuentra lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, va y vende cuanto tiene y compra aquel campo."
¿Quién de aquí ha encontrado un tesoro caminando por un campo? Normalmente hay maleza, flores silvestres, rebabas, hormigas, arañas, manchas secas, botellas desechadas, basura, llantas o pipas, rocas de colores y cigarras en los campos por los que viajo.
Imagínese el placer de ver un tesoro medio expuesto en un campo. Y si nos atrevemos a abrirlo, encontramos una gran cantidad de dinero, perlas, oro o diamantes. ¿Lo guardaríamos al principio para nosotros o lo comprobaríamos para asegurarnos de que no sea robado o que pertenezca a otra persona?
Sin embargo, esta es una de las parábolas de nuestro Señor: una historia corta o una alegoría que se puede interpretar para revelar un significado oculto. El Señor dice, el tesoro es como el Reino de los cielos, porque quien lo encuentra, encuentra una gran alegría y renuncia a todo desprendimiento para comprar esa fortuna.
¿Estamos dispuestos a vender todo, renunciar a todo con alegría por el Reino de los Cielos? En Romanos 14:17, leemos: "Porque el reino de Dios no se trata de comer y beber, sino de justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo".
¿Daríamos todo por la paz, el gozo y la justicia en el Espíritu Santo? Así de preciosa es esta posesión que si lo buscamos y lo encontramos, encontraremos un gran gozo. Muchas veces el Señor nos busca para que podamos compartir con Él esta paz, gozo y justicia. Nosotros también, con gran gozo, encontraremos al Señor exactamente donde Él quiere que lo encontremos.
Que el amado Señor nos ayude a encontrar el tesoro que ha puesto entre nosotros. Solo tenemos que reconocerlo como un tesoro y nunca permitirnos perderlo.
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