Refugiemos como ciervos junto a la fuente de las aguas. Tenga nuestra alma sed, como David tuvo sed, de la fuente. ¿Qué es esa fuente? Escucha a David - Contigo está la fuente de la vida. Diga mi alma a esta fuente: ¿Cuándo vendré a verte cara a cara? Porque la fuente es Dios mismo.
~ San Ambrosio
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