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Olivia M. Bannan

V DOMINGO ORDINARIO, 06 DE FEBRERO DE 2022



Lectura del Santo Evangelio segun Lc 5:1-11


En aquel tiempo, Jesús estaba a orillas del lago de Genesaret y la gente se agolpaba en torno suyo para oír la palabra de Dios. Jesús vio dos barcas que estaban junto a la orilla. Los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió Jesús a una de las barcas, la de Simón, le pidió que la alejara un poco de tierra, y sentado en la barca, enseñaba a la multitud.


Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: “Lleva la barca mar adentro y echen sus redes para pescar”. Simón replicó: “Maestro, hemos trabajado toda la noche y no hemos pescado nada; pero, confiado en tu palabra, echaré las redes”. Así lo hizo y cogieron tal cantidad de pescados, que las redes se rompían. Entonces hicieron señas a sus compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a ayudarlos. Vinieron ellos y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían.


Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús y le dijo: “¡Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador!” Porque tanto él como sus compañeros estaban llenos de asombro al ver la pesca que habían conseguido. Lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.


Entonces Jesús le dijo a Simón: “No temas; desde ahora serás pescador de hombres”. Luego llevaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.


REFLEXIÓN

“Maestro, hemos trabajado toda la noche y no hemos pescado nada;

pero, confiado en tu palabra, echaré las redes”


Todos hemos escuchado las siguientes citas:

"Si no lo logras a la primera vez, inténtalo de nuevo".
“La definición de la locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar cada vez resultados diferentes”.

Podemos sentir el cansancio, el desánimo y la frustración de Simón, conocido como Pedro. No hay pescado para el trabajo de la noche. Sin embargo, Jesús le dice que haga lo que ya han hecho. Y que, francamente, no tenía mucho sentido. Parece como si Pedro pensara que sabía más. Después de todo, esa era su profesión.


Pero, ¿por qué obedeció a Jesús?


Por las gracias que Dios le dio a Simón mientras escuchaba a Jesús predicar.


Esta respuesta de fe y disponibilidad para obedecer es lo que el Señor nos pide a todos y cada uno de nosotros. Y en obediencia confiada Dios crea una pesca milagrosa.


¿Nos encontramos pensando que la vida debería ser diferente para nosotros o para los demás? ¿Seguimos adelante sin discernir ni preguntar a Dios qué debemos hacer? ¿Nos detenemos y esperamos la respuesta del Señor?


"No tengáis miedo", dice el Señor. ¿El miedo nos impedirá caminar hacia Él? ¿Encontramos razones para no seguir a Jesús? Las obligaciones, la familia, los acuerdos, la complacencia, el trabajo, la procrastinación siempre serán excusas. Con la gracia que el Señor nos da, podemos encontrar el valor para "remar mar adentro".


Cuando Dios nos llama, Él hará las gracias necesarias para adaptarse a nuestra situación.


Escuchar a Dios y dejar que Él nos sorprenda.


Dios te bendiga.


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