En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo:
“Bendito sea el Señor, Dios de Israel,porque ha visitado y redimido a su pueblo,y ha hecho surgir en favor nuestroun poderoso salvador en la casa de David, su siervo.Así lo había anunciado desde antiguo,por boca de sus santos profetas:que nos salvaría de nuestros enemigosy de las manos de todos los que nos odian,para mostrar su misericordia a nuestros padres,acordándose de su santa alianza.
El Señor juró a nuestro padre Abrahamconcedernos que, libres ya de nuestros enemigos,lo sirvamos sin temor, en santidad y justiciadelante de él, todos los días de nuestra vida.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,porque irás delante del Señor a preparar sus caminosy a anunciar a su pueblo la salvación,mediante el perdón de los pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,nos visitará el sol que nace de lo altopara iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte,para guiar nuestros pasos por el camino de la paz’’.
REFLEXIÓN:
"Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo"
Zacarías ya no calla. El Benedictus es una poderosa profecía de la venida del Salvador.
Dios tiene un plan para nosotros. Antes de que naciéramos, sabía que enviaría a su Hijo unigénito para dar su vida por nosotros. ¡Sí, nosotros! Débiles, pecadores y engañosos como somos. Nos amó tan indignos como nosotros.
Si queremos prosperar con Su plan, hacemos lo que Él nos dice y seguimos el camino que Él nos ha trazado. Siguiendo sus tiernas misericordias tendremos esperanza, paz, amor y eternidad con él.
Dios nos ha dado todos los dones necesarios para lograr esto.
Falta un día para la Navidad. Rompamos nuestro propio “silencio de Zacarías” y digamos todas las Buenas Nuevas, alabando a Dios por su bondad y todo lo que ha hecho y sucederá en el nacimiento de nuestro pequeño Salvador.
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