Cuando Jesús volvió a Cafarnaúm, corrió la voz de que estaba en casa, y muy pronto se aglomeró tanta gente, que ya no había sitio frente a la puerta. Mientras él enseñaba su doctrina, le quisieron presentar a un paralítico, que iban cargando entre cuatro. Pero como no podían acercarse a Jesús por la cantidad de gente, quitaron parte del techo, encima de donde estaba Jesús, y por el agujero bajaron al enfermo en una camilla.
Viendo Jesús la fe de aquellos hombres, le dijo al paralítico: “Hijo, tus pecados te quedan perdonados”. Algunos escribas que estaban allí sentados comenzaron a pensar: “¿Por qué habla éste así? Eso es una blasfemia. ¿Quién puede perdonar los pecados sino sólo Dios?”
Conociendo Jesús lo que estaban pensando, les dijo: “¿Por qué piensan así? ¿Qué es más fácil, decirle al paralítico: ‘Tus pecados te son perdonados’ o decirle: ‘Levántate, recoge tu camilla y vete a tu casa’? Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados –le dijo al paralítico–: Yo te lo mando: levántate, recoge tu camilla y vete a tu casa”.
El hombre se levantó inmediatamente, recogió su camilla y salió de allí a la vista de todos, que se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo: “¡Nunca habíamos visto cosa igual!”
REFLEXIÓN
"¿Por qué piensan así?"
Muchas veces me pregunto de dónde vino cierto pensamiento o, peor aún, un sentimiento sobre el que literalmente no tengo control. El único control que tengo es mi reacción cuando pensamientos o sentimientos no deseados se meten en mi vida. ¿Por qué pasó esto? ¿Se están imponiendo mis prejuicios? ¿He entendido mal la situación en la que me encuentro?
Otras veces, porque conozco y amo a la persona, sé lo que está pensando antes de que diga nada. Es porque he vivido con ellos durante mucho tiempo, he trabajado con ellos durante varios años o sé qué temas les provocarán una reacción. Entonces puedo tratar de traer paz a una situación, cambiar el tema o mitigar su reacción.
Jesús sabía lo que estaban pensando los escribas. Él los encuentra en sus dudas, sus prejuicios y sabe en qué situación se encuentran. Él hace todo lo posible para liberar sus corazones para recibir Su amor. Jesús no sólo se compadece del paralítico y de sus amigos, sino que también se compadece de los escribas por la pobreza de su ignorancia.
Pensamiento del Día: Cuando estamos con una persona negativa, crítica o infeliz, ¿cuál es tu reacción ante ella y qué puedes hacer por ella?
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