En aquel tiempo, Jesús dijo: “¿Con qué podré comparar a esta gente? Es semejante a los niños que se sientan en las plazas y se vuelven a sus compañeros para gritarles: ‘Tocamos la flauta y no han bailado; cantamos canciones tristes y no han llorado’.
Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dijeron: ‘Tiene un demonio’. Viene el Hijo del hombre, y dicen: ‘Ése es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y gente de mal vivir’. Pero la sabiduría de Dios se justifica a sí misma por sus obras”.
REFLEXIÓN
"¿Con qué podré comparar a esta gente?"
¿Has jugado al escondite con niños? Los más jóvenes son fáciles de detectar, como los dedos de los pies que sobresalen por debajo de la cortina. Los más antiguos son difíciles de encontrar. Se han metido en un lugar y esperan en silencio a ser descubiertos. Realmente no quieren ser encontrados.
El Papa Emérito Benedicto XVI dijo: "Jesús es el Dios que viene" y nosotros parecemos "el hombre que se va".
Dios bajó del cielo, se hizo hombre y se presentó de la manera más humillante, bebé dependiente en pañales e incapaz de cuidarse ni alimentarse. Y sin embargo, no nos acercamos a Él. ¿Tenemos miedo de un bebé? Pero Él continúa llamando, con amor, "¿Dónde estás?" Cuando permitimos que Dios nos encuentre, Él nos arrebata, nos cubre con besos y abrazos, mientras volvemos a Él con verdadero dolor y arrepentimiento por nuestros pecados.
Pero nuestros pecados nos están escondiendo de Él, culpando a otros por nuestras faltas y fechorías, distorsionando cualquier relación que podamos tener con Él.
Una vez fuimos pequeños inocentes jugando al escondite, pero a medida que ganamos el mundo, nuestro carácter se empaña. El orgullo, la codicia, la lujuria, la ira, la envidia, la pereza y la glotonería distorsionan lo que somos. Estas inclinaciones nos esconden del Dios que nos ama.
Dejemos que Dios nos encuentre, disfrutemos de su luz y gracias. El Espíritu Santo os dará la fuerza necesaria para aferraros a su Sabiduría y alcanzar las virtudes de humildad, generosidad, castidad, mansedumbre, bondad, vigilancia y templanza.
Dios te bendiga.
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