En aquel tiempo, Jesús llegó a su tierra y se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal forma, que todos estaban asombrados y se preguntaban: “¿De dónde ha sacado éste esa sabiduría y esos poderes milagrosos? ¿Acaso no es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama María su madre y no son sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿Qué no viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde, pues, ha sacado todas estas cosas?” Y se negaban a creer en él.
Entonces, Jesús les dijo: “Un profeta no es despreciado más que en su patria y en su casa”. Y no hizo muchos milagros allí por la incredulidad de ellos.
REFLEXIÓN
Y se negaban a creer en él.
¿Tenemos ideas preconcebidas? ¿Tenemos viejas ideas de amigos de la clase de gramática o de la escuela secundaria que fueron los payasos de la clase pero ahora son sacerdotes o monjas, doctores en filosofía, abogados, maestros, ingenieros, médicos y padres responsables? ¿Les damos la oportunidad de demostrar su valía o conversamos cortésmente pero no acudimos a ellos en busca de su experiencia o les damos crédito por sus empresas?
Jesús tuvo un problema similar en la familiaridad de los nazarenos con su familia y educación. Recordaron quién era su familia y en lugar de escuchar lo que estaba diciendo o escuchar sus enseñanzas, lo ignoraron o lo criticaron. Y debido a esto, se realizaron muy pocos milagros, prueba de la divinidad de Jesús.
Las ideas preconcebidas pueden evitar que se produzca una amistad o una relación. Durante muchos de mis años adultos, fui muy consciente y bastante asustado de un Dios enojado, que podía matarme, castigarme a mí y a mis generaciones futuras, quien si desobedecía estaría seguro de que me venía castigo. Estas ideas preconcebidas de un Dios enojado hicieron difícil amarlo.
Pero estaba bastante equivocado.
Dios nos dio dos ojos y dos oídos para ayudarnos a ver y oír a Su Hijo. Nazaret vio a Jesús de manera tan diferente a cómo las otras comunidades vieron a Jesús.
Estaban viendo a Jesús a través de sus ideas preconcebidas de ser hijo de un carpintero e hijo de María. Y se negaron a verlo o escucharlo. No pudieron ver Su belleza y Su bondad.
Debido a que conocían a Su familia, entonces supieron qué esperar de Él. Cuando las personas piensan que saben qué esperar de ti, realmente no quieren sorprenderse de que seas alguien muy diferente a sus expectativas. Y (así) se sintieron ofendidos por Él. ¿Cómo se atreven a permitirle que los instruya acerca de Dios?
¿Cerramos los ojos y los oídos cuando alguien nos habla de Dios? ¿La gente cierra los ojos y los oídos cuando les hablamos de Dios?
Ore para que nadie esté ciego al aprender acerca de Dios, quien está locamente enamorado de nosotros.
Únase a FACEZBS y enamórese de Jesús mientras viajamos con Él por todo Israel.
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