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Olivia M. Bannan

VIERNES DE LA XXVIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, 14 DE OCTUBRE DE 2022



Lectura del Santo Evangelio según Lc 12:1-7


En aquel tiempo, la multitud rodeaba a Jesús en tan gran número que se atropellaban unos a otros. Entonces Jesús les dijo a sus discípulos:

Cuídense de la levadura de los fariseos, es decir de la hipocresía. Porque no hay nada oculto que no llegue a descubrirse, ni nada secreto que no llegue a conocerse. Por eso, todo lo que ustedes hayan dicho en la oscuridad, se dirá a plena luz, y lo que hayan dicho en voz baja y en privado, se proclamará desde las azoteas.

Yo les digo a ustedes, amigos míos: No teman a aquellos que matan el cuerpo y después ya no pueden hacer nada más. Les voy a decir a quién han de temer: Teman a aquel que, después de darles muerte, los puede arrojar al lugar de castigo. Se lo repito: A él sí tienen que temerlo.

¿No se venden cinco pajarillos por dos monedas? Sin embargo, ni de uno solo de ellos se olvida Dios; y por lo que a ustedes toca, todos los cabellos de su cabeza están contados. No teman, pues, porque ustedes valen mucho más que todos los pajarillos’’.


REFLEXIÓN

"Cuídense de la levadura de los fariseos, es decir de la hipocresía".


Hay dos virtudes que Jesucristo enseñó y recomendó que practiquemos: la humildad y el amor fraterno. Y el Diablo más hace la guerra contra estas dos virtudes. San Agustín dijo: "No se puede llegar a la caridad sino a través de la humildad".


Entonces, ¿qué tienen que ver la levadura y la hipocresía entre sí y qué tienen que ver el amor y la humildad con los fariseos?


El pan con levadura sobraba sobre el pan que había fermentado. En la cultura judía, la masa fermentada se asociaba con la podredumbre y la descomposición.


Los fariseos tenían una imagen que defender para que todos la vieran: piadosos, buenos, siguiendo rituales religiosos y una vida de oración. Pero dentro de sus corazones estaban llenos de malos pensamientos, amor propio y casi nunca ayudar a alguien en necesidad.


El orgullo siempre tiene amor propio y es el mayor de todos los pecados porque es el principal de todos los pecados y la causa y el origen de todos los pecados.


No escapamos a la atención de Dios. Él sabe lo que hay en nuestros corazones. Orar por la humildad, orar por el amor al prójimo y orar por agradar a Dios ya nadie más.


Dios te bendiga.



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