En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Entonces él les dijo: “Vengan conmigo a un lugar solitario, para que descansen un poco”, porque eran tantos los que iban y venían, que no les dejaban tiempo ni para comer.
Jesús y sus apóstoles se dirigieron en una barca hacia un lugar apartado y tranquilo. La gente los vio irse y los reconoció; entonces de todos los poblados fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron.
Cuando Jesús desembarcó, vio una numerosa multitud que lo estaba esperando y se compadeció de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.
REFLEXIÓN
“Vengan conmigo a un lugar solitario, para que descansen un poco”
La hermosa inocencia de los niños permite que uno se detenga y examine nuestras vidas tal como las vemos desde el otro extremo del espectro del envejecimiento.
Los apóstoles estaban cansados y por eso Jesús les aconsejó que descansaran en un lugar desierto. No tenían tiempo ni para comer.
Nuestras vidas pueden ser muy agitadas, como voluntarios para esto, preparándonos para hacer aquello, planificando viajes o fiestas y manteniéndonos ocupados todo el día. ¿Hacemos tiempo para conversar con el Señor? ¿Hacemos tiempo para nuestra familia? ¿Hacemos tiempo para descansar en el Señor?
Hace poco me preguntaron sobre la muerte de mi nieto de 8 años. Mi nieta de 6 años tenía muchas preguntas sobre la Misa. Cada respuesta traía otra pregunta y cada pregunta me ayudaba a comprender mejor mis creencias. Y pasar tiempo, uno a uno, me ayudó a alejarme de su inocencia y hablar de Dios mientras descansábamos de los toboganes, los columpios, la lucha libre y la natación.
Durante nuestros momentos agitados, recurra a Dios y encuentre tiempo para descansar en el silencio. La relajación es un momento para recuperarse del desgaste, revitalizarse y buscar a Jesús. Lo curioso es que Dios no necesita descansar ni recargarse y siempre está ahí dándonos consuelo y cubriéndonos con su amor infinito.
Sin embargo, puede haber un momento en el que seamos llamados a hacer la obra del Señor, aunque estemos cansados y tengamos que dejar de lado nuestros planes. Cuando el Espíritu Santo nos llame, se nos proporcionarán los medios y las formas de llevar a cabo lo que Él quiere que hagamos.
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