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Foto del escritor Olivia M. Bannan

XXIII DOMINGO ORDINARIO, 05 DE SEPTIEMBRE DE 2021



Lectura del Santo Evangelio según Mc 7:31-37


En aquel tiempo, salió Jesús de la región de Tiro y vino de nuevo, por Sidón, al mar de Galilea, atravesando la región de Decápolis. Le llevaron entonces a un hombre sordo y tartamudo, y le suplicaban que le impusiera las manos. Él lo apartó a un lado de la gente, le metió los dedos en los oídos y le tocó la lengua con saliva. Después, mirando al cielo, suspiró y le dijo: “¡Effetá!” (que quiere decir “¡Abrete!”). Al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y empezó a hablar sin dificultad.

Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero cuanto más se lo mandaba, ellos con más insistencia lo proclamaban; y todos estaban asombrados y decían: “¡Qué bien lo hace todo! Hace oír a los sordos y hablar a los mudos”.

REFLEXIÓN

“¡Effetá!” (que quiere decir “¡Ábrete!”).


En medio de las lecturas del evangelio de la semana pasada de oraciones de intercesión y fe, paciencia y confianza en el Señor, se nos recuerda una vez más que Dios viene a salvarnos.


Hace unos días tuve un “momento de Cenicienta”. No, no el príncipe y el momento de la pelota, sino las malvadas hermanas que intentan forzar un pie de talla 6 en un zapato de talla 5.


Diariamente he cubierto mi familia, PAPA, mis relaciones y mi vida espiritual con oración. Sin embargo, cuando mis oraciones no fueron respondidas, me asusté con los "qué pasaría si ..." y traté de forzar mis ideas y planes y me encontré frustrado y llorando. En mi búsqueda por hacer las cosas a mi manera y orando que Dios estuviera de acuerdo, perdí un tesoro más necesario que era la confianza, la humildad y la obediencia.


¿No oró santa Mónica durante años por san Agustín? ¿No confió el experto pescador Pedro en el Señor y lo obedeció capturando una red llena de peces? ¿No confiaron en el Señor los amigos del hombre sordo y mudo, y el Señor no se compadeció de él?


En confesión se me abrieron los ojos y los oídos. Debería haber orado pidiendo confianza, humildad y obediencia en lugar de mi "lista de deseos".


Hoy es el cumpleaños de Santa Teresa de Calcuta, un ejemplo de confianza, humildad y obediencia. Dijo que “la confesión no era más que humildad en acción”. La confesión es un lugar para dejar ir y dejar que Jesús haga maravillas.


El sabio consejo del sacerdote que está en la persona de Cristo, y la gran misericordia del perdón de Dios me dieron la fortaleza para no desesperarme.


Entonces, cuando tus ideas de tamaño 6 no se ajusten a los planes de Dios, recuerda que Dios te ama, eres precioso en sus ojos. Confía en él.


Dios te bendiga.





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