En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a los poblados de Cesarea de Filipo. Por el camino les hizo esta pregunta: “¿Quién dice la gente que soy yo?” Ellos le contestaron: “Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; y otros, que alguno de los profetas”.
Entonces él les preguntó: “Y ustedes ¿quién dicen que soy yo?” Pedro le respondió: “Tú eres el Mesías”. Y él les ordenó que no se lo dijeran a nadie.
Luego se puso a explicarles que era necesario que el Hijo del hombre padeciera mucho, que fuera rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que fuera entregado a la muerte y resucitara al tercer día.
Todo esto lo dijo con entera claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y trataba de disuadirlo. Jesús se volvió, y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro con estas palabras: “¡Apártate de mí, Satanás! Porque tú no juzgas según Dios, sino según los hombres”.
Después llamó a la multitud y a sus discípulos, y les dijo: “El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y que me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará”.
REFLEXIÓN
“¿Quién dice la gente que soy yo?”
En Romeo y Julieta, Acto II, Escena II, Julieta pregunta: "¿Qué hay en un nombre? Lo que llamamos una rosa con cualquier otro nombre olería tan dulce". Si Romeo no fuera un Montesco y si Julieta no fuera un Capuleto, la línea implica que la disputa familiar no estaría allí si tuvieran un apellido diferente.
Dios conoce nuestros nombres y nos ayuda a desarrollar nuestras identidades dadas por Dios. Leemos que la gente de Nazaret no podía ver más allá del nombre del padre de Jesús y, por lo tanto, no podía aceptarlo. El nombre de Jesús o seguidores de Jesús dio lugar a muchas persecuciones, decapitaciones, tragedias del coliseo y las linternas humanas de Nerón.
Algunas personas nombran a sus hijos como jugadores deportivos, estrellas de cine, familiares y personajes famosos. En el bautismo, "el nombre del Señor santifica al hombre, y el cristiano recibe su nombre en la Iglesia". El nombre de un santo es mejor, ya que la vida ejemplar del santo puede ser un ejemplo para los bautizados. (Catecismo católico)
En nuestro folleto PAPA, en el librito de PAPA Ultra Secreto III, "El Nombre", San Alfonso María de Ligorio, afirma que el Nombre de Jesús, que solo Dios podría darle, salva, consuela, es un alimento que nutre, nos sana cuando invocamos ella y la defiende contra el infierno. El nombre de Jesús nos protege del peligro del pecado, en la tentación y cuando nos ataca el mal. También arde con Amor Santo, el amor salvador abnegado. Diga el Nombre de Jesús con frecuencia.
Sí, hay poder en el Nombre de Jesús. No es un Montesco ni un Capuleto, ni un nombre común, sino el Nombre Divino que le dio Su Padre ... "Su Nombre fue llamado Jesús".
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