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Foto del escritor Olivia M. Bannan

XXIX DOMINGO ORDINARIO, 17 DE OCTUBRE DE 2021



Lectura del Santo Evangelio según Mc 10:35-45 o 10:42-45


En aquel tiempo, se acercaron a Jesús Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dijeron: “Maestro, queremos que nos concedas lo que vamos a pedirte”. Él les dijo: “¿Qué es lo que desean?” Le respondieron: “Concede que nos sentemos uno a tu derecha y otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria”. Jesús les replicó: “No saben lo que piden. ¿Podrán pasar la prueba que yo voy a pasar y recibir el bautismo con que seré bautizado?” Le respondieron: “Sí podemos”. Y Jesús les dijo: “Ciertamente pasarán la prueba que yo voy a pasar y recibirán el bautismo con que yo seré bautizado; pero eso de sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; eso es para quienes está reservado”.

Cuando los otros diez apóstoles oyeron esto, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús reunió entonces a los Doce y les dijo: “Ya saben que los jefes de las naciones las gobiernan como si fueran sus dueños y los poderosos las oprimen. Pero no debe ser así entre ustedes. Al contrario: el que quiera ser grande entre ustedes que sea su servidor, y el que quiera ser el primero, que sea el esclavo de todos, así como el Hijo del hombre, que no ha venido a que lo sirvan, sino a servir y a dar su vida por la redención de todos”.


REFLEXIÓN

.." el que quiera ser grande entre ustedes que sea su servidor,

y el que quiera ser el primero, que sea el esclavo de todos"


Si queremos avanzar hacia una meta, ¿por qué oraríamos? ¿Sería vacilación, duda, miedo o auto-sacrificio, perseverancia y fidelidad?


Para alcanzar a Dios y la eternidad, escuchar las palabras, “bien hecho” cuando estamos solos en el juicio, lo mejor es establecer estándares altos y seguir al líder.


Pero manténgalo simple… sirva a Dios en la tarea más humilde.


Si la meta es Dios, luchamos por ser como Su Hijo y, por lo tanto, nos conformamos con Su identidad. Cuando nos sentamos y meditamos en Él, nuestra experiencia de Él resalta: un siervo que sufre.


Y así, retomamos donde Jesús nos dejó, mientras nos entregamos por el bien de los demás. Ojalá podamos abrir corazones al propio corazón de Cristo.


Dios te bendiga

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