La presencia de Jesús en el Sagrario es un Misterio Divino. Durante la Santa Misa en el momento de la Consagración, el sacerdote anuncia las palabras divinas de Jesús: "Este es Mi Cuerpo... Este es el cáliz de Mi Sangre". El pan y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo. El pan y el vino han sido transformados -transubstanciados- en el Cuerpo y la Sangre Divinos de Jesús. El pan y el vino conservan su apariencia.
Jesús nos ha dejado la Sagrada EucaristÃa como misterio de fe para que creamos con toda nuestra mente y todo nuestro corazón. Es con fe que nos acercamos a Jesús, la Sagrada EucaristÃa y compartimos Su amor por los demás. ¡Aumenta nuestra fe!
Jesús, Nuestro Amor EucarÃstico, P. Stefano M. Manelli, FI