En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó en compañía de sus discípulos y de mucha gente, un ciego, llamado Bartimeo, se hallaba sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que el que pasaba era Jesús Nazareno, comenzó a gritar: “¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!” Muchos lo reprendían para que se callara, pero él seguía gritando todavía más fuerte: “¡Hijo de David, ten compasión de mí!”.
Jesús se detuvo entonces y dijo: “Llámenlo”. Y llamaron al ciego, diciéndole: “¡Ánimo! Levántate, porque él te llama”. El ciego tiró su manto; de un salto se puso en pie y se acercó a Jesús. Entonces le dijo Jesús: “¿Qué quieres que haga por ti?” El ciego le contestó: “Maestro, que pueda ver”. Jesús le dijo: “Vete; tu fe te ha salvado”. Al momento recobró la vista y comenzó a seguirlo por el camino.
REFLEXIÓN
“Llámenlo” “¿Qué quieres que haga por ti?”
“¡Ánimo! Levántate, porque él te llama”.
¿Sabías que Dios quiere que seamos grandes?
Cuando lloramos, Dios, nuestro Padre, nos busca para consolarnos y guiarnos. Nuestro guía es el Espíritu Santo, el Dios de fuerza y luz. Y como Bartimeo, nuestros ojos se abrirán a su mandato y veremos la grandeza de Dios. Y con su luz veremos nuestros pecados grandes y pequeños con una perspectiva diferente y el horror de no agradar a Dios.
¿Y cómo obtenemos el Espíritu Santo? Lo buscamos a través del ayuno, la limosna, la oración, la confesión y la Sagrada Eucaristía. Hacemos buenas obras por amor a Cristo. Sin el Espíritu Santo trabajamos en vano.
¿Nos impulsa el orgullo? ¿Nos están consumiendo la popularidad y las posesiones mundanas? Nuestras revistas muestran gente hermosa, residencias palaciegas, la mejor cirugía plástica de la historia y muchos quieren todo esto. Pero, ¿es esto lo que le pedimos a Dios cuando nos pregunta qué queremos que haga por nosotros?
¿Nos ponemos todos tristes o deprimidos si no lo hacemos bien o no sobresalimos? A través del Espíritu Santo recibiremos sus frutos. Pero el Espíritu Santo va y viene dependiendo de si cometemos pecado o no. Tenga cuidado de que si el espíritu parece estar menguando en nuestra vida, vayamos a la confesión, a la oración y a decir una novena al Espíritu Santo. Trabaja duro para ser santo para que cuando Jesús diga: "¿Qué quieres que haga por ti?" estaremos listos para responder.
(Ultra Secreto II, ¿Cuál es el propósito de tu vida en la tierra? EL SECRETO DE LA VIDA ETERNA)
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