Era el cumpleaños de su madre, asà que Rhett B, de cuatro años, querÃa ir a la tienda. Dijo que tenÃa dinero. Pensó que tenÃa un billete de un dólar y trece centavos. No habÃa ningún billete de un dólar, sino sólo trece centavos en su billetera. Hablamos de que yo pagarÃa el regalo, pero tuvo que solucionarlo limpiando su habitación. Nos fuimos a la tienda. Al principio, se sintió abrumado por los juguetes de peluche y las brillantes exhibiciones navideñas que olvidó que estaba allà para su madre. HabÃa olvidado que no tenÃa tanto dinero.
Me recordó cómo pagamos lo que Jesús pagó por nosotros con Su muerte. Nos es imposible liquidar la cantidad adeuda, mucho menos el impuesto o incluso los intereses.
Dios es nuestra herencia, sin apegos, sin gastos, sin cuentas pendientes. Su Reino es nuestro. Nos cuida y espera vernos Cara a Cara. Alabamos y agradecemos a Dios continuamente por todo lo que ha hecho por nosotros.